Por: Marla Miranda Carvajal.
Brinda la iglesia de La Vigía, en Camagüey, amparo a personas enfermas y necesitadas a través de distribución gratuita de alimentos, ayuda sanitaria y apoyo social, tanto a miembros de la iglesia como de la comunidad, a través del ministerio Ciudad de Refugio.
Haciendo más efectiva la misión de traer almas a Jesús, algunas damas de nuestra iglesia notan como varias visitas se trasladan desde puntos distantes de la ciudad para recibir la palabra de Dios, se percatan entonces de la necesidad de traerles algún alimento antes de emprender el camino de vuelta a sus hogares, con no pocos esfuerzos, pero con el espíritu dispuesto, comienzan trayendo una ayuda alimentaria que se va haciendo imprescindible a medida que pasa el tiempo, estas visitas son personas en su mayoría ya ancianas. Con el favor de Dios y sus escasos recursos, se disponen, apoyadas por nuestro pastor en ese momento, Eward Cersa, a traer alimentos los sábados, los cuales se sirven con sencillez, reconfortando a quienes les espera un largo camino de regreso a sus hogares. Comienza así este empeño de ayuda a hermanos visitas, que en lo adelante se convierte en lo que hoy es un ministerio con propósito, misión y visión definidos: beneficiar, auxiliar y ayudar a ancianos, enfermos, discapacitados, personas vulnerables de nuestra iglesia y la comunidad aledaña, mostrándoles a las almas a Jesús.
1. Cocinera Elisa Artidó. 2. Cocinera Elisa Artidó y la Tesorera de la iglesia.
Hoy Ciudad de Refugio es el nombre del ministerio que, de forma organizada desde el 26 de abril del año 2021, en plena Covid 19, comienza a cumplir el rol de amparo seguro, como en el antiguo Israel, de lugar de auxilio para más de 30 personas que se acercan a nuestra iglesia en busca de asistencia por diferentes razones: sociales, espirituales o de salud, y en el horario de almuerzo, de lunes a jueves, reciben alimento gratuito y servicio de lavandería, este último es en el caso de discapacitados y ancianos que viven solos, gracias a la donación de una lavadora por parte de un generoso hermano. Todas estas cosas nada sencillas las realizan de forma voluntaria dos mujeres, (dos guerreras, dos damas) y un grupo pequeño de mensajeros voluntarios y otros hermanos que de forma fortuita y solidaria contribuyen en el proceso de selección de alimentos, higiene de enseres y fregado de vasijas, todo con mucho amor y desinterés.
Cocinera Elisa Artidó y la asistente de cocina Isabel Abraham.
La provisión de los insumos es realizada por medio de recursos propios. En bicicleta o en moto se transportan los alimentos desde los diferentes puntos de la ciudad con todo el esfuerzo que esto requiere, por medio de voluntariosos hermanos o hermanas que no dicen no al llamado de ayuda y que no se amilanan con la dificultad que implica la búsqueda de alimento, dejando atrás incluso el obstáculo de serios problemas de salud, como es el caso del hermano Norge Sánchez, que a pesar de las secuelas en su cuerpo de una Covid, siempre se le encuentra dispuesto a la ayuda, cooperación y esfuerzo sincero, con la franca sonrisa de aquel que no teme porque conoce al que puede hacernos levantar vuelo como el águila y multiplicar nuestras fuerzas.
Drs. Norge Sánchez y Sureya Martínez.
El servicio de mensajería a domicilio es una función vital, ya que la mayor prestación del auxilio está dirigida a personas ancianas, muchas de ellas incapacitadas de realizar sus funciones básicas, o enfermos hospitalizados. La solidaridad ha sensibilizado incluso a hermanos no cristianos que han contribuido con la obra de asistencia a vecinas beneficiadas del proyecto. En ocasiones el servicio se ha extendido, apoyando a personas con largas estadías hospitalarias en Camagüey, siendo de otras provincias y denominaciones; llegando a distribuirse 4784 raciones de alimentos en el año 2022.
Algunos beneficiados por el proyecto.
Cómo se logra esta misión, solo Dios lo sabe. El que nos conoce hasta el último detalle, "pues aun vuestros cabellos están todos contados" (Mateo 10:30), es quien ha venido manteniendo este ministerio. Cuando no queda más que una escasa provisión en el fondo formado para estos fines, muy bien custodiados (pues diariamente se controla la salida y entrada del consumo y empleo de los recursos concedidos por medio de manos generosas), las donaciones comienzan a fluir. Es una bendición experimentar este milagro mediante hermanos y amigos cristianos y no cristianos, incluso de fuera de nuestras fronteras, que de forma voluntaria donan para poder comprar los alimentos necesarios. Rodillas se doblan en oración y el señor cumple su promesa. "Dadles vosotros de comer", de Marcos 6:37 es una realidad diaria en Ciudad de Refugio. No ha sido fácil mantener este ministerio, es un verdadero milagro delante de nuestros ojos. Más de uno ha aseverado "este proyecto no puede sostenerse mucho tiempo"… pero ahí está, por medio de guerreros de la fe, damas como la cocinera Elisa Artidó, la ayudante de cocina Isabel Abraham, y el matrimonio de Norge Sánchez y Sureya Martínez, unidos en el amor, la fe y el propósito de ayudar a la iglesia de Cristo, a quienes nada los detiene en el empeño de ganar almas para el reino por medio de esta noble tarea de llevar alimentos a hogares necesitados. Ellos son puerto para todos los náufragos que los necesitan, dispuestos a alcanzar el supremo galardón que nos dará el juez justo en el día final.
Hermanos solidarios que realizan la función de mensajeros.
Relevante es el testimonio de Aurelio Mugarra, una de las almas ganadas a través del ministerio Ciudad de Refugio, - pues ya son más de uno los bautizados que han comenzado con el pan físico y continúan buscando el pan de vida - quien afirma: "no he hallado más y mayor amor que en esta iglesia".
Se necesita de obreros para la mies, es un proyecto que no se detiene. La meta es crecer trayendo más almas necesitadas de ayuda, cumpliendo la obra encomendada de ir por los caminos y hacer la invitación, tanto a malos como a buenos, al banquete físico y espiritual. Contamos con la ayuda de todos y creemos que es posible, pues, como afirma el Espíritu de Profecía: " Cuenten con que el Señor obrará en ustedes, con ustedes y por medio de ustedes". (Mensajes para los jóvenes, 3ra Edición, pág. 134, epígrafe 57).
Tenemos una deuda de gratitud todos los beneficiados de este proyecto humanitario; yo y mi casa nos contamos como uno de ellos, somos deudores de Él, que hace posible cada día este ministerio, y llevamos una deuda de amor hacia las personas que día a día hacen realidad esta Ciudad de Refugio.
Marla Miranda Carvajal, corresponsal de 3IBN Cuba.